Inicio / Archivo / Año 3, No 3, septiembre 2020 - agosto 2021 / Paper 05
MAGISTRAL: LA PANDEMIA “COVID 19” COMO FACTOR
DE CAMBIO EN LOS CLIENTES EN LA ACADEMIA
Aimée Alva-Martínez
Grupo Pacal, S. de R.L. de C.V.
elizabeth@pacal.org
Desde la prehistoria, el hombre ha establecido para sobrevivir grupos y estrategias que equilibran potencialidades para alcanzar plenitud y armonía en esferas familiares, sociales, laborales, de salud y al centro como eje, su propio “Ser”.
La tecnología detona esta evolución como parteaguas, las relaciones clientes proveedores (maestros-alumnos) se transforma, pues los medios electrónicos juegan un papel importante. Así, la humanidad inmersa vertiginosamente en una vida acelerada por la tecnología; satura agendas, apresura el ritmo y no percibe conscientemente que esto desencadena el fenómeno estrés; monstruo de mil cabezas que requiere control para no afectar la salud que va mermando paulatinamente con padecimientos depresivos e incluso suicidios.
Así, surge la Norma Oficial Mexicana 035, de carácter obligatorio a cumplirse con clientes internos para asegurar su bienestar y cuando se cree tener las respuestas, el Universo cambia preguntas y toca a la puerta “la adversidad” disfrazada de Pandemia COVID 19.
Por tanto, para transformar adversidades en oportunidades; “la tecnología” permite enfrentar retos que satisfagan la relación cliente-proveedor; trato maestro-alumno; ahora maestros serán alumnos y viceversa; dado que las nuevas generaciones representan el mayor número de usuarios de medios electrónicos. Otro hecho es “discernir”, cuándo acelerar para no paralizarse, detenerse, reinventarse o desacelerar; existe tal acervo informativo, que se cuestiona qué satisface la academia.
El mundo se detuvo, desaparecieron clientes, alumnos, comensales, espectadores y consumidores, el mercado se transformó, de pronto marcas y lugares dejaron de ser una prioridad, en ese sentido el COVID 19 es un parteaguas; el antes y después será otro. La pandemia brinda la oportunidad de reestructuras el sistema educativo tradicional y poco funcional y el reto es relacionarse con alumnos, crear sinergia y reconocer con humildad y vehemencia, que un estudiante puede ser maestro tecnológico, así el desafío académico aplica conocer nuevos requerimientos y que de una manera vertiginosa el reinventarse representa la satisfacción del mercado.
Palabras clave: Área de oportunidad, calidad percibida, cliente interno, cliente proveedor, servicio de valor agregado
Cuando se habla de la academia como centro de la enseñanza, donde maestros y alumnos encuentran a su disposición la tecnología para la divulgación del conocimiento, es elemental asumir que existe una relación clientes-proveedores; donde los académicos deben “cumplir el rol” de proveer a la sociedad de futuros profesionales, cuyo desempeño radica en el sustento económico de cualquier país, al proporcionar servicios y/o productos; donde la calidad debe ser percibida por el cliente, refiriéndose a la Sociedad.
Es necesario por lo tanto, aclarar y definir como “clientes externos” a todas aquellas personas a las cuales se les provee un servicio o producto, en este caso son “los alumnos – los clientes”; y así los “clientes internos” son todos aquellos académicos que forman parte de ese centro de la enseñanza, incluida toda la estructura de cualquier nivel jerárquico dentro de la institución y por otro lado, la tecnología será la herramienta vital para transmitir el conocimiento, entendido como el producto de la academia. Partiendo de estas premisas, la referencia del cliente interno es “maestro o académico” y clientes externos “alumno”; y en ambos casos serán individuo o ser humano.
Asentado lo anterior, se establece ahora esa evolución del individuo, que desde la era de las cavernas en el período prehistórico, empieza a elaborar herramientas, establece la cacería de manera colectiva y organizada, crea estrategias que le permiten sobrevivir; y es cuando aflora la evidencia esencial de que un “ser humano es totalmente social” y establece vínculos para poder coexistir.
Cuando este “ser social” crea lazos, la complejidad de la existencia misma se pone a prueba, motivo por el cual la psicología, psiquiatría, coaching y filosofía entre otras, juegan roles significativos, citando así al Dr. Alfonso Ruiz Soto, catedrático del Colegio de “Semiología de la vida cotidiana” que habla de “El conocimiento de uno mismo”, que permite al “ser humano” vivir en “armonía y plenitud de ser”, y sobre todo a ser “feliz”.
En consecuencia las relaciones que el ser humano establece para crear su propia estrategia de vida, hoy llamada “proyecto de vida” requiere de potenciales e inteligencias que den armonía a dichos vínculos, éstas también llamadas esferas consideran los distintos roles: “la familia, el trabajo, la vida social, la salud y al centro como eje su propio “ser” o bien el “yo”; es decir, uno mismo. “Este yo” es precisamente el auto concepto o autoconocimiento que hace del Ser Humano “un humano”, pudiendo entonces vivir en armonía con otros humanos, como entes sociales.
Así, en la medida en que se incrementa el conocimiento por el ser mismo, permite de modo equilibrado usar los potenciales de convivencia social y gregaria de los que están dotados desde el nacimiento, y que en su conjunto, señalan la diferencia con otros animales y son: potencial racional, potencial emocional, potencial sexual, potencial motriz y potencial intuitivo. Todas estas potencialidades deben ser puestas en marcha para atender los vínculos sociales de los diferentes roles y son las herramientas que hoy día, cada quien tiene para establecer, de manera equilibrada, sistemática y organizada “las estrategias” que faciliten construir un “proyecto de vida” y, en consecuencia todos estos ingredientes conduzcan a una “armonía y plenitud de ser”.
Algunos expertos en arquitectura naval opinan, que una de las razones por las que se hundió el Titanic fue por falta de subdivisiones del casco, es decir no contaba con compartimientos o comparticiones, el “Ser Humano” como ente social necesita estas “comparticiones” y son “las esferas o roles” mencionadas por el Dr. Alfonso Ruiz Soto; coincidiendo, en que éstas deben mantener equilibrio; caso contrario, el ser humano puede “sufrir”.
En este orden de ideas, la academia como institución, consciente que los clientes internos y externos satisfagan si no todas, al menos algunas esferas ya que los vínculos tienen diversas ramificaciones, y al hablar de que el ser humano puede “sufrir”; sin duda la referencia es por las adversidades que ocurren cuando “la realidad no coincide con lo esperado de la vida misma” o “cuando la realidad no coincide con el sistema de creencias introyectado por una cultura, la escuela o por la familia misma”; o simplemente cuando la vida sorprende con una que otra pandemia, como la del COVID 19.
Es entonces inexplicablemente cuando los clientes internos, externos y el ser mismo tienen que cambiar; como en la forma de ver las relaciones entre clientes-proveedores o las de maestro-alumno, ya que de pronto los clientes, serán proveedores y ahora los maestros se conviertan en alumnos y viceversa; pues las nuevas generaciones son los mayores usuarios de medios electrónicos.
Cuando se habla del “cambio”, pudiera resultar sencillo, pero además se agrega al cambio un ingrediente más, llamado “tecnología” y a estas alturas no se sabe con exactitud que sucedió primero si la tecnología llegó con el COVID 19 o éste alcanzó a la tecnología; pero el caso es que se debe “cambiar”.
La comunicación satelital digital se ha convertido en los últimos años en un fantástico instrumento que, saltando la barrera del espacio y el tiempo, establece contactos de lugares remotos posibilitando la generación de: sitios de Internet, dispositivos móviles, correo electrónico, redes sociales, WhatsAppy y otras plataformas para compartir contenidos y realizar actividades (Skype, Zoom, Webex Meetings, Google Meet, entre otras).
La carrera inicia y se pisa el acelerador en este torbellino de la vida, que absorbe, y no sólo se acelera, también se suma mucha presión.
Sin bien es cierto, la tecnología lleva un tiempo pisando el acelerador vertiginosamente, convirtiéndose en un gigante de mil cabezas que ingresó a la esfera de la vida social de cada individuo hasta lo más profundo de la intimidad, donde de pronto las vidas sociales se ven inmersas en el número de “likes”, redes sociales, mejores “selfis”, nuevas amistades en todo el mundo y/o el número de seguidores como único recurso; entrando en un bucle sin fin, acelerando y acelerando para satisfacer el mercado de redes sociales, que han conducido al consumismo y penetrado con publicidad en las formas de vida, permeando así en los hábitos de consumo.
Este gigante continúa y ahora incide en la esfera familiar que, con un “match” se tienen al alcance del dedo índice las próximas citas para conseguir pareja, que acercan y alejan familiares, donde los temas de conversación son “memes’s” semanales. En una comida un invitado más es un “celular” por cada individuo en la mesa, las niñeras son los video juegos o tabletas o algún medio electrónico donde los niños son succionados y así se sigue acelerando.
Debido a lo anterior, la generación más joven se vuelve “adicta” a la tecnología y/o internet, no concibe acceder a ningún tipo de información sin Google (Bernal y Barbas, 2010); se habla de una verdadera brecha digital entre estos jóvenes y la de sus padres y docentes (Negromonte, 1994).
Nuevamente el gigante de mil cabezas en la esfera laboral, inunda de conocimiento, existe intercambio de información, se generan tutoriales impensables y, de pronto hay mecánicos, cocineros, carpinteros y los clientes entonces están más y mejor informados, exigentes por “servicio de valor agregado”, se realizan nuevas actividades económicas, el mercado envuelto en productos nacionales e internacionales, el consumismo a los niveles más altos (entrando insensatamente en la eterna carrera de ratas) y se continua acelerando.
Es México el país donde más tiempo se labora, con 2,257 horas anuales se sobrepasa la media de 1,744 horas según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), sin embargo, México resulta el país menos productivo de la OCDE, quien agrupa 36 países miembros y cuya misión promueve políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo.
También en México, de acuerdo con el estudio sobre hábitos de los usuarios de internet, hecho por la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), el tiempo promedio de conexión del mexicano es de 5 horas y 36 minutos, 5 de cada 10 internautas mexicanos se conectan a través del teléfono celular, el uso general que éstos dan al internet es revisar y enviar correos electrónicos, conexiones laborales a través de dispositivos móviles, correo electrónico, redes sociales y WhatsApp hacen que el trabajo se incremente entre 5 y 20 horas a la semana, la aceleración persiste.
Sin lugar a dudas tanta turbulencia, pisar el acelerador para alcanzar nuevas formas de vincularse y comunicarse se ve reflejado en la esfera de la salud, misma que se ve mermada día a día, llenando agendas de cosas o tareas por realizar, y no conforme con ello también se saturan las agendas de los hijos para dotarlos de todas las herramientas que se cree son necesarias y se prolonga la aceleración.
También se intentan cubrir demasiadas metas a la vez (multitask), las decisiones de pronto deben tomarse cada vez más rápido, de lo contrario las oportunidades se pierden; además lidiar con el día a día del ritmo laboral, las propias finanzas, la violencia que se vive, del tráfico vehicular, problemas familiares y una que otra pandemia como el COVID 19; y así la esfera de salud entra en conflicto, se sufren alteraciones de ésta como el fenómeno del “estrés”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado al estrés "epidemia mundial", hoy en día las empresas deben tomar medidas para combatirla pues las repercusiones de no atenderla tienen que ver con el estado de ánimo de los individuos, llevándolos a un sinfín de enfermedades, donde el comportamiento de éstos cambia; y cambia en perjuicio de la salud adquiriendo compulsiones o adicciones; con daño a las parejas, familias, sociedad y el mundo. (Cuadro 1)
Cuadro 1. Efectos comunes del estrés
La situación en México según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 75% de los trabajadores mexicanos padecen estrés laboral, liderando el ranking mundial y superando a naciones como China (73%) o Estados Unidos (59%).
Así, para combatir el estrés dentro de la empresa a nivel nacional, se estableció la NOM-035-STPS-2018, la cual señala que deben establecerse políticas que fomenten “la salud psicosocial” de los trabajadores, quienes son los “clientes internos” de cualquier organización, y pensando en este cliente interno es vital satisfacer sus necesidades por lo que de pronto se requiere identificar estas necesidades de primera instancia.
Si el estrés no es atendido, la “salud mental” conocida como el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural no garantizará su participación laboral, intelectual y de relaciones, que le lleve a alcanzar bienestar y calidad de vida, contraviniendo el hecho de que “el ser humano” viva en “armonía y plenitud de ser”.
Cuando el ser humano está desequilibrado se afectan los vínculos de sus esferas familiares, sociales y laborales, quedando el ser “sin proyecto de vida” incapaz de establecer y crear estrategias de vida, ya que sus potenciales o habilidades estarán mermados, afectando radicalmente su “autoestima y auto concepto de sí mismo”. Estos trastornos que afectan la “salud mental”, llevan en el peor de los casos al “suicidio”; así se muestran porcentajes de población afectada por trastornos comunes en este país: (Cuadro 2)
Cuadro 2. Trastornos comunes de la población
Considerando entonces la NOM-035-STPS-2018 establecida para el bienestar de los “clientes internos”, es esencial no perder de vista que todos aquellos académicos que forman parte del centro de la enseñanza, conocida para este trabajo como la Facultad de estudios Superiores Cuautitlán (FESC); son en quienes debe aplicar esta norma, satisfaciendo así las necesidades de ellos como clientes internos, mismas que están explícitas por la norma y deben evitar afectar su esfera de salud, con el estrés; y con éste cumplimiento se resolverá parte de la “epidemia mundial”, como lo declaró la OMS.
Ya en FESC la Lic. Aurora Sánchez Mejía, presentó la conferencia “Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018 factores de riesgo en el trabajo, identificación, análisis y prevención”; con la pretensión de iniciar a tomar cartas en el asunto para su cumplimiento.
Sin embargo, “cuando se creían tener todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”, (Mario Benedetti, Escritor Uruguayo 1920–2009); y la “adversidad” toca la puerta con la “Pandemia COVID 19”, cuyo virus que la origina es conocido como SARS-CoV-2.
Esta adversidad, sorpresivamente lleva a intempestivos cambios que rompen con el “confort”; inesperadamente crea incertidumbre mundial, se da la existencia del distanciamiento social, cierre de negocios obligatorio, y como sociedad estar ante un cóctel explosivo de emociones, el caos inunda la vida y la adversidad se instala en ella; la pandemia se pone en “onda” y se globaliza.
El mundo entero paró, los clientes: “alumnos, comensales, espectadores, consumidores y en general el mercado se transformó”, todo cambió porque de la noche a la mañana todo desapareció, y así también las necesidades de los clientes.
Por tanto, “adversidad” del latín “adversïtas” es una situación en desgracia, cuyo significado es: enemigo inesperado, peligro, conflicto o infortunio, acontecimiento circunstancial fuera de control, contrario a “fortuna”, así la adversidad llega y afecta todas las esferas de la vida, al mismo tiempo y en todo el mundo.
Y esta tan “anhelada libertad” por la que tanto se ha luchado, ahora circunstancialmente a causa del infortunio, queda coartada con el famoso “quédate en casa” y es inminente la necesidad de ¡cambiar!, y la vida sólo necesitó un instante para ese cambio.
Pero qué significa “quedarse en casa”, en el mejor de los casos seguir teniendo trabajo y realizarlo a distancia y, en el peor sin lugar a dudas es: desilusión, desesperanza y desesperación de no cubrir necesidades básicas; sin embargo, cualquiera que sea el caso se requieren tomar decisiones, y será la forma en que se decida enfrentarlas, ante este acontecimiento fuera de control personal que “¡no importa lo que suceda, si no lo que haces con lo que sucede”¡.
Entonces la decisión presenta dos vertientes: decidir tomar el COVID 19 como una justificación para sufrir o bien, convertir el COVID 19 como oportunidad de reinventarse, reestructurarse o encontrar nuevas formas de vincularse en todas las esferas, equilibrando los potenciales y adquirir nuevas estrategias tecnológicas como:
Nuevas formas de comunicación.
a) Nuevas formas de aprendizaje y hacer de la “adversidad” la oportunidad de la “fortuna”.
Y es precisamente en la FESC, durante las clases de administración, que se mencionaba que debería verse a la “crisis” como oportunidades para crecer y sobre todo ser resiliente. La adaptación del ser humano depende de factores: psicológicos y neuronales; al cerebro le encanta lo conocido y odia la incertidumbre.
La pandemia ha resultado ser un experimento global, de pronto la contaminación se reduce, así como “la conciencia por la sostenibilidad del planeta, la gestión de residuos, la importancia del consumo de productos orgánicos, la polución, el reciclaje o el cuidado del medio ambiente”; el individuo “se humaniza”, reflexivo a la salud mental y física, y atiende la importancia de los vínculos y la tecnología abre espacios, oportunidades e información y así sigue siendo digno de levantarse sorprendido todas las mañanas.
El COVID 19 ha alterado muchos aspectos de la vida diaria, ha cambiado mentalidades y prioridades, existe la tendencia al cuidado personal y equilibrio entre cuerpo y mente, surge mayor conciencia desde lo personal hasta la forma en que se volverá a ver la vida; y así las necesidades de los clientes cambiaron.
1. Cambió la manera de consumir
Los hábitos han cambiado; se presenta más atención a lo que se consume y el impacto que genera, los consumidores son cada vez más conscientes de las consecuencias de sus elecciones. El llamamiento de consumo está dirigido a realizar compras online y también a negocios locales y cercanos como apoyo económico.
2. Cambiaron hábitos de comportamiento
El comportamiento del cliente sin duda ha cambiado, la forma de pensar por el COVID 19, afectó el modo en el que se diseña, se comunica, se construye o se ejecuta. Lo experimentado por los clientes cambió sus necesidades y deseos, van resolviendo nuevas formas de vida, ante el miedo e incertidumbre, alterando muchos comportamientos como:
3. Cambios en la forma de divertirse
4. Cambios en el uso del lenguaje digital
El lenguaje del ciberespacio toma mayor importancia, de pronto se inserta un “fenómeno lingüístico-cultural” mundial empleando anglicismos. La nueva “alfabetización en el ciberespacio” y los “emoticonos” para comunicarse en diferentes redes sociales es innegable y su alcance es expansivo, por el momento imparable, reforzándose su uso en tiempos de pandemia.
Qué necesitan los clientes
Cuando los clientes desaparecen se entiende que es importante fidelizar o el fenómeno conocido como “Engagement” a los clientes, se necesitan crear relaciones sólidas y duraderas que generen compromisos entre clientes-proveedores, se considera que una de las respuestas se encontrará en el “servicio de valor agregado percibido”. El cliente tiene que sentirlo (emociones), se deben satisfacer sus necesidades dependiendo del producto y la mayoría de las veces serán: fisiológicas, de seguridad, de afiliación y de reconocimiento, se requieren desarrollar nuevos “servicios de valor percibido”. Es prioritario conectar de forma natural con las emociones del consumidor, que les proporcionen bienestar e incluso las marcas deben empezar a mostrarse tal y como son: con sentimientos, valores, pero también con inquietudes, preocupaciones e incluso con problemas. (Cuadro 3)
Cuadro 3. La presentación de las marcas
Educación integral
También llamada “educación holística”, es una filosofía educacional basada en la premisa de que toda persona (alumno o cliente externo) encuentre su identidad y el significado del sentido de su vida, a través de los vínculos sociales, el mundo al natural con valores como: la compasión, amor y felicidad.
El ser humano está compuesto por una parte biológica, psicológica y espiritual y debe ser tocado en su biología, emociones y creencias por derechos universales como: la prosperidad, paz, felicidad.
Así el COVID 19, brinda la oportunidad de transformar, reestructurar o revolucionar el “sistema educativo tradicional” poco funcional. “El reto” desde cada uno de los académicos será: “establecer una nueva estrategia de vinculación con los alumno-clientes”, para satisfacer sus necesidades y, en consecuencia, “educar integralmente” considerando al menos tres coeficientes o inteligencias: el intelectual (I.Q), emocional (E.Q) y espiritual (S.Q).
Ante la adversidad se requiere crear sinergia y reconocer con humildad y vehemencia, que el alumno-cliente, puede ser el “maestro tecnológico”; asumir que “la carencia de los alumno-clientes” inmersos en la tecnología, no radica en la falta de información, su requerimiento no es la acumulación de conocimiento, no está en la cultura; ¡hoy todo puede ser “googleado”!
Si bien es cierto que la tecnología es muy útil, se requieren de mentores y de maestros que apoyen, comprendan, reconozcan, inspiren, e impliquen a los alumnos-clientes, o todo seguirá igual.
En los medios tecnológicos se tiene demasiada información, conocimiento y cultura, el sistema educativo tradicional persiste desde 1279, “La Sorbonne” primera Universidad Europea, cuando menos “no ha cambiado al ritmo en que la sociedad lo ha hecho. Es necesario acelerar y revolucionar el sistema educativo, el desafío para la academia estará entonces, en conocer las necesidades cambiantes de los clientes y así vertiginosamente sea posible reinventarse.
Educación integral en su parte biológica (I.Q.) coeficiente intelectual
Al hablar de educación biológica, la referencia es a todo lo concerniente con la formación intelectual que forma parte de las inteligencias del ser humano, el coeficiente intelectual (I.Q) es empleado como un estimador de la inteligencia en general y tiene que ver con la parte cognitiva intelectual que permiten al individuo tener competencias en el rendimiento académico y laboral.
Educación integral en la psique (E.Q.) coeficiente emocional
La mayor parte de las decisiones se toman por emoción, por la emoción se realizan la mayor parte de compras o por emoción llega el casamiento. Estudios demuestran que el 95% de las decisiones se toman con la emoción (motore), o sea el motor, lo que mueve, los motivos o el extremo; por ejemplo, el grado máximo de motivación es cuando se suicidan las personas, tenían muchos motivos.
Platón cita que las decisiones se toman con el estómago. Pensando en el amor, al enamorarse se sienten “mariposas en el estómago”, luego pasan los años y también cuando se ve al enamorado con otra “también se siente en el estómago”, al parecer, cuánta razón tenía Platón.
El Dr. A.K. Pradeep, especialista en neuro marketing coincide en que el 95% de las decisiones están tomadas por el subconsciente, sus principales mecanismos de medición son: la atención, el compromiso emocional y la relativa en la memoria; entendiendo entonces que si no se educa, la emoción se estará condenado a vivir en el inconsciente.
El E.Q. garantiza las buenas relaciones inter e intra personales, laboralmente los “Líderes de primer nivel, el 80% y 90% de sus habilidades pertenecen al dominio de la inteligencia emocional”, dicho por Daniel Goleman. No es difícil de entender si se considera que las decisiones son tomadas por la emoción, es necesario entonces considerar que entre “más y mejor educado emocionalmente” se esté; mejores decisiones se podrán tomar.
Comprender entonces al ser humano como único, bueno, bello y verdadero; como el ejemplo de un “corcel” en su estado natural, piénsese en la energía que corre por su cuerpo, su inteligencia, su fuerza, toda su majestuosidad, brío desbordado por todo el cuerpo, un ser único y fastuoso. El ser humano es ese corcel, sólo que ha sido domesticado con reflejos condicionados para poder ser funcional en una sociedad, sin entender que el corcel es la emoción “la energía pura”, pero energía contenida por castigos; sin embargo, capaz de adquirir información o educación pensando que esta información es “la conciencia” y se representa por un jinete.
Es por tanto necesario “educar al jinete a controlar a su corcel”, enseñarlo desde el amor, en armonía, juntos serán un binomio perfecto; energía más información será suficiente para evolucionar y trascender la conciencia del ser humano.
Educación integral en la espiritualidad (Q.S.) coeficiente espiritual
Sólo el reconocimiento y desarrollo del (Q.S) dará el cimiento de una nueva Educación, generará sentido de trascendencia, dando un enfoque espiritual a la vida, alimentando la integridad de la conciencia, permitiéndose así el relacionarse de una manera armónica con un todo; poder vivir en plenitud a pesar de las adversidades, infortunios o bien COVID-19.
Resulta de vital importancia poder cultivar este coeficiente, dado que permite afrontar y resolver problemas de significado y de valores, apela al corazón, se apega a las Leyes Universales para encontrar la “Plenitud del Ser”, exclusiva del humano y muy antigua; Buda la llamó “visión cabal o Vipassana”.
Tercer Congreso Nacional de Tecnología 23, 24 y 25 de septiembre de 2020.
Celebrado en modo virtual.
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Alva-Martínez, A. (2020). La pandemia “covid 19” como factor de cambio en los clientes en la academia. MEMORIAS DEL CONGRESO NACIONAL DE TECNOLOGÍA (CONATEC), Año 3, No. 3, septiembre 2020 - agosto 2021. Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán. UNAM.
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